"Los Calandrios del Torote" en el Maratón Ornitológico

A continuación la crónica de la jornada maratoniana que llevaron a cabo el equipo de “Los calandrios del Torote” en el "I Maratón Ornitológico de la Provincia de Guadalajara"

Los Calandrios del Torote, empezamos el maratón un poco tarde, la noche de antes fue larga... así que hasta las 8 no empezamos a contabilizar pájaros.

¡con fuerzas para empezar la jornada!

Comenzamos en los sotos del Henares a su paso por la ciudad de Guadalajara, y nos deleitamos con un chochín que había utilizado los restos de la última crecida para hacer su nido, con los abundantes picapinos, verdecillos, verderones comunes, petirrojos, lavanderas cascadeñas, carriceros comunes... el soto hierve de vida!!

río Henares a su paso por Guadalajara

la garcilla bueyera (Bubulcus ibis) fue una de las primeras especies detectadas

hembra de pico picapinos (Dendrocopos major) en el soto del Henares

Aunque nos hubiésemos quedado bastante más rato paseando bajo los álamos y fresnos, decidimos ir hacia el siguiente punto planeado, la ZEPA de las Estepas Cerealistas de la Campiña. Primillas, cernícalos vulgares, avutardas, aguilucho cenizo, culebreras, calzadas de morfo oscuro y también claro, milanos negros, incluso un milano real se dejó ver por allí. Nos encontramos con los agentes medioambientales de la zona... y pillamos palique... ¡cuando miramos el reloj, eran casi las 11 y media de la mañana!.

Llegábamos a las laguna de la reserva de la Acequilla en Azuqueca a eso de las 12:30 (perdernos y encontrarnos por Azuqueca pueblo, nos llevó un buen rato). Parecía que todo el mundo estaba sesteando, la verdad es que vimos poca cosa: ni una triste ardeida, ni el vuelo de un martín pescador, ni los gritos del rascón. Tuvimos suerte eso sí, con los gorriones molineros y morunos, los moscones, porrones europeos, chorlitejo chico, fochas, gallinetas...

pajareando en la Reserva Ornitológica Municipal de Azuqueca de Henares

¿Pensabas que no íbamos a pillar palique otra vez? error. Cuando ya nos dirigíamos hacia la salida de la reserva, nos topamos con un compañero del grupo de SEO-Guadalajara, y con la excusa de un moscón que estaba construyendo su nido en un chopo cercano, nos liamos a hablar. Eran las 3 de la tarde cuando cruzábamos la puerta de la Acequilla.

las lagunas de la Reserva Ornitológica Municipal de Azuqueca de Henares son antiguas balsas de decantación de la antigua depuradora de la ciudad, que fueron restauradas alcanzando un gran nivel de naturalización, constituyendo hoy en día un estupendo refugio de fauna

No habíamos almorzado, y una de nuestras compañeras reclamaba desde hacía buen rato un café... en la nevera sólo llevábamos vino y cerveza, así que se tuvo que conformar con un vasito de vino a la escasa sombra de la depuradora. El tiempo se nos echaba encima, y quedaban muchos lugares por visitar. No habíamos comido, y el sol apretaba de lo lindo.

Nos encaminamos hacia la zona este de la provincia por la A2, y nos pasamos de largo el desvío previsto hacia Jadraque. Así que modificando sobre la marcha el itinerario, cogimos la salida de Ledanca, y de ahí a Valfermoso de las Monjas. Caminamos por las altas parameras dirigiéndonos hacia Jadraque, paramos poco, lo justo para ver unas cojugadas montesinas, y algún mosquitero papialbo que se refugiaba del sol entre los quejigares. Desde el coche, no se observan muchas cosas, pero no había tiempo para parar. Llegamos hasta Santamera, cruzamos el pueblo, y fuimos hasta el río Salado. Eran las 5 de la tarde, y… ¡nos moríamos de hambre!; bajo la sombra de los árboles de la ribera, dos tareas se nos solaparon: mirar al cielo y comer. Allí sentados, disfrutamos de los buitres, del vuelo de los alimoches, de los roqueros solitarios, de las acrobacias de las chovas piquirrojas...

Siguiente parada, Riba de Santiuste. Cuando nos dirigíamos hacia allí, un cernícalo vulgar sobrevolaba los campos de cultivo, y de un todoterreno arrimado a un lado de la carretera emergían unos prismáticos delatores... nadie para el coche para observar un cernícalo, así que pronto supimos que con total seguridad nos íbamos a cruzar con otro equipo participante en el maratón. Efectivamente, se trataba de “Los Reyezuelos Intrépidos”. Una breve conversación con ellos, hizo que nos volviese a picar el gusanillo de la competitividad, y dejamos de lado el cansancio acumulado. ¡Había que seguir sumando bichos a la lista!. Paseamos hasta el castillo de Riba, disfrutando de las collalbas grises (seguro que vimos alguna rubia, pero no nos atrevimos a anotarla, por su extremo parecido con algunas grises), los vuelos locos de los vencejos comunes y aviones roqueros.

la panorámica desde el castillo de Riba de Santiuste era espectacular; el día era espléndido y el campo lucia sus mejores galas

Aunque parezca extraño, todavía no habíamos anotado ni un solo pinzón vulgar, hasta que de pronto le oímos cantar entre los espinos. Asomado entre unos arbustos, de pronto apareció un alcaudón dorsirrojo que no nos dejó disfrutar en exceso de su presencia, porque al parecer tenía prisa.

Al fin, un café de camino hacia Pelegrina. Era tarde, y sólo echamos un vistazo desde el mirador que queda al lado de la carretera, allí los vencejos reales nos tuvieron un buen rato entretenidos con sus idas y venidas.

La jornada acababa en Tomellosa, donde al fin pudimos ver curruca cabecinegra y mosquitera entre la orla de vegetación espinosa que bordea el arroyo Peñón. Con la puesta de sol, varios autillos reclamaron sus territorios, y cerramos la carpeta de los estadillos.

Con unas sidras, a modo de celebración en Guadalajara, repasamos la lista de especies comunes o al menos habituales, que no se dejaron ver ni oír durante el día, que fueron muchas... Ni rastro de las perdices, ni de los mochuelos, ni de las abubillas, ni de los bisbitas, ni del trepador azul, ni... Aún así, no se nos dio del todo mal y a lo largo de todo el día contabilizamos 86 especies en los 245 Km. recorridos!. Superamos nuestras expectativas iniciales, y pasamos un estupendo día de pajareo.