miércoles, 30 de diciembre de 2009

XVI Encuentro de Anilladores

El momento que nos toca vivir de vacas flacas, la distancia, los precios y la coincidencia en fechas con la celebración del “IV Congreso Ibérico de Ornitología” en Portugal, hizo que la asistencia al “XVI Encuentro de Anilladores” celebrado en Gran Canaria fuese de menor afluencia que en ediciones anteriores. El lugar de las ponencias y reuniones era céntrico, en la capital, en un instituto de secundaria, amplio y con distintas salas disponibles.
Bonito volver a ver viejas caras, compañeros de fatigas de muchos años y gente no tan veterana llegada de muchos puntos de la península y de las islas circundantes intercambiando pareceres, experiencias, contactos, imágenes y todo con el mismo fin: saber un poquito más de nuestras aves gracias a la técnica más antigua de marcaje científico: el anillamiento.
Iban pasando las jornadas y se nos iba quedando el buen gusto de lo comentado en las ponencias pasadas y esperando con impaciencia las próximas; recibir a los participantes rezagados por cuestiones de trabajo o de familia; en los ratos “libres” corriendo a echar un café con los compañeros a seguir hablando de pájaros y a visitar la sala de los posters donde se exponen los últimos resultados, datos, tecnologías, etc. Y allí estaba nuestro flamante poster, con muy buena aceptación y con comentarios de gratitud y asentimiento. Pude exponer en una breve charla los resultados del poster dentro de una mesa redonda que se celebró para hablar del programa PASER; participé en calidad de coordinador de nuestra PASER “EL Borbotón” gracias a la invitación de la organización y la secretaría del CMA y expuse brevemente lo que se puede conseguir trabajando en una estación.
Tuvimos una jornada de excursiones: una por el mar en un catamarán para ver aves marinas y otra en autobús por el interior de la isla para ver especies endémicas; ambas guiadas por ornitólogos del lugar. Yo elegí la del autobús y fue muy interesante porque aunque conocía la isla, nos llevaron por lugares que no había estado y pudimos ver hasta un cuervo africano (Corvus albus); sin embargo no pudo ser con el escasísimo pinzón azul (Fringilla teydea).
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espectacular vista del Roque Nublo, con el imponente Teide en el horizonte,
en la vecina isla de Tenerife. En primer plano un ejemplar del
endémico pino canario (Pinus canariensis)
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Al día siguiente, los anilladores del Grupo Aldebarán prepararon una jornada de anillamiento en el impresionante sitio del Jardín Botánico de la ciudad, donde pudimos marcar herrerillo canario, petirrojo de la subespecie canaria, mosquitero común canario y mirlo común de la subespecie canaria; además de una visita guiada por el jardín con un botánico.
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ejemplar de petirrojo de la subespecie canaria (Erithacus rubecula superbus);
nótese que el "babero" anaranjado se extiende más hacia abajo y el pecho
tiene un color gris plomizo más oscuro y marcado que en la subespecie nominal.
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fotografiando un ejemplar de herrerillo canario (Cyanistes teneriffae hedwigii);
caracterizado por tener el pileo de un color azul muy oscuro,
manto azulado y ausencia de franja alar blanca.
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Agradecer el trato recibido y el esfuerzo realizado por parte de la organización y esperar que otro/s grupo/s cojan el relevo para organizarlos y volvernos a encontrar en el “Primer Congreso de Anillamiento” ya que en la asamblea de anilladores celebrada durante los Encuentros se decidió cambiar el nombre.

martes, 29 de diciembre de 2009

Por tierras Onubenses

Tras una escapada por tierras onubenses, Miguel Letón (coordinador del grupo) nos resume en esta crónica los momentos vividos y algunas reflexiones al respecto…
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Hola a todos,
He regresado de mi viajecito por tierras onubenses y a parte de las vivencias campestres, del largo listado de especies detectadas, de la tranquilidad de la zona por la que me he movido y he pernoctado, de las vivencias con mi buen amigo Manolo Vázquez y del disfrute de la bonanza del tiempo, he engordado!!!!!, sí, he regresado muy ancho, satisfecho de constatar que lo que se le hace a la naturaleza acaba por pagarse y que la codicia y desmanes que se cometen a cualquier precio, ojalá que se paguen y sirva de escarmiento para esta especie tan tonta y destructora que es la de los homínidos “pensantes”… jajaja. Esto viene a cuento de las noticias que han estado salpicando los telediarios de estos últimos días con las “catástrofes” naturales que han sucedido en determinados puntos de nuestra geografía. Todos sabemos de lo que estoy hablando y por desgracia conocéis muchos casos, pero yo me lanzo a describir dos de los que he vivido en estos últimos días:
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- A principios de diciembre visité Gran Canaria con motivo de la celebración de los últimos Encuentros de Anilladores Españoles (a partir de ahora se le denomina Congreso). Muy cerca de la capital de provincia, en varias localidades se ha construido en los mismos cauces (secos entonces) y torrenteras de montaña que había en la zona y ocupado el terreno natural de las aguas; allí se montan negocios, se instalan viviendas, zonas de esparcimiento, polideportivos, aparcamientos… todo sirve, todo vale y nunca se tiene en cuenta la dinámica, el discurrir de la naturaleza y luego se habla de catástrofe natural; solo cuando son afectados los enseres, infraestructuras e incluso la vida de las personas. Pero aquí solo hay un culpable!!!
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- El segundo caso lo vi y lo viví en Matalascañas (Huelva), hace unos días y durante mi estancia de vacaciones invernales. Lo mismo de siempre, el irreductible humano pone fronteras en este caso a la línea de costa, edifica en primerísima línea de playa, va despedazando nuestra preciosa costa (de todos) a base de dentelladas, gracias a paseos marítimos, chiringuitos, urbanizaciones, zonas de ocio, etc. Pues bien, hace unos días el mar decidió recuperar parte de sus dominios y en unas horas se llevó todo aquello que era artificioso, invasivo y, por qué no decirlo, dañino.
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a pesar de las continuas agresiones sufridas, la fuerza de la naturaleza termina poniendo cada cosa en su sitio; en este caso el mar acaba derribando una casa que nunca debió estar ahí. Playa de Matalascañas.
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Así que, expuestos mis dos casos y haciéndooslo saber, mi regocijo por vivir en primera persona estas vivencias; para mucha gente que pueda leer esto podrá pensar… lo que quiera de mí y de mi forma de ver las cosas, pero tengo que deciros amigos a mí me ha dado fuerzas y enriquecido mi espíritu.
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En los comentarios de esta misma entrada está disponible un resumen del listado de especies (el total supera las 80) con las que he disfrutado. Por último, agradecer públicamente el tiempo, interés y sapiencia de Manolo Vázquez (anillador de la Estación Biológica de Doñana) con el que he compartido un día de campo, visitando parte de sus zonas de campeo, de anillamiento y mostrándome a la carta lo que yo le pedía. Menos mal que era un mal día!!! jajaja…
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Las observaciones corresponden a:
- Marismas del Odiel y entorno
- Parque Nacional Doñana: centros de observación Acebuche, Rocío, Rocina, Acebrón, zona dunar hacia San Lucar de Barrameda, zonas aledañas al centro Jose Antonio Valverde
- Parque Natural de Doñana
- Alrededores a Coria del Río.
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grupo de ánsares comunes (Anser anser) en la marisma
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grupo integrado por 5 espátulas (Platarea leucorodia), 3 garcetas comunes (Egretta garzetta) y una garceta grande (Egretta alba)

lunes, 14 de diciembre de 2009

Viaje a Santoña con SEO-Monticola

Pues sí, ya llevábamos tiempo queriendo subir al Cantábrico en invierno, y la excursión a Santoña organizada por los compañeros de SEO-Monticola fue la oportunidad perfecta. Tres canteranos del Grupo de Anillamiento Aegithalos (Marco, Javi y Miguel H.) nos apuntamos a la excursión, que resultó todo un éxito…
Los días previos a la excursión las previsiones del tiempo no eran muy alentadoras, ya que pronosticaban alta probabilidad de lluvia para todos los días; no obstante, el sábado partimos para Cantabria, tal y como estaba previsto.
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Sábado 5 de diembre
Tras un importante madrugón, y tras salvar algunos puertos de carreteras estrechas y tortuosas (sobre todo para un autobús), al mediodía del sábado llegamos al Parque Natural de los Collados del Asón, donde pudimos disfrutar de los maravillosos paisajes que ofrece este rincón de la montaña oriental de Cantabria. Aquí nace el río Asón, cuyas aguas, después de recorrer un entramado complejo kárstico, afloran a la superficie a través de una oquedad colgada de una imponente pared vertical, formando la espectacular Cascada de Cailagua. En los collados de estas sierras orientales existen extensos pastizales en los que pudimos ver, entre otros, bisbita común (Anthus pratensis) y bisbita ribereño alpino (Anthus spinoletta). En esta época las horas de luz son pocas, por lo que tras una visita al centro de interpretación del parque y paseo por la zona, partimos ya hacia Santoña, en la costa.
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Cascada de Cailagua (nacimiento del Río Asón), en la Montaña Oriental de Cantabria
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Domingo 6 de diciembre
En la madrugada del domingo el aire era fuerte y el oleaje importante, incluso dentro de la propia ría; sin embargo a lo largo del día la cosa se fue calmando y pudimos disfrutar de una primera jornada perfecta. Al amanecer partimos hacia las inmediaciones de Bárcena de Cicero, a orillas de la ría de Santoña. Las primeras horas fueron un curso intensivo de limícolas en el que aprendimos mucho, sobre todo los que somos de tierra a dentro, a quienes se nos suele resistir este grupo de aves que no acostumbramos a ver, y ya de por sí difíciles de identificar, sobre todo con plumaje de invierno. Disfrutamos de los impresionantes bandos de correlimos, la mayoría comunes (Calidris alpina), pero también algún tridáctilo (C. alba) y gordo (C. canutus), que cual “estorninos de mar” formaban grandes nubes sobre las marismas. A medida que bajaba la marea las anátidas como los ánades silbones (Anas penelope), rabudos (A. acuta), frisos (A. strepera), etc. iban retrocediendo con la lámina de agua, dejando sitio a correlimos, chorlitos grises (Pluvialis squatarola), zarapitos reales (Numenius arquata) y trinadores (N. phaeopus), etc. que iban ocupando la zona intermareal en busca de alimento. También vimos un grupo de ánsares (Anser sp.) volando en formación, llegando de su migración y entrando desde la costa cantábrica hacia el interior.
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Bandos de limícolas en las Marismas de Santoña; al fondo el Monasterior de Montehano
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Más tarde nos acercamos a los diques del Monasterio de Montehano, donde un confiado juvenil de colimbo grande (Gavia immer) nos acompañó durante un buen rato, afanado en sus continuas zambullidas en busca de alimento y sin preocuparle demasiado nuestra presencia. Desde allí vimos zampullín cuellinegro (Podiceps nigricollis) y cuellirojo (Podiceps auritus), además de distintas ardeidas como la garceta común (Egretta garzeta) o la garceta grande (Egretta alba), y un grupo de espátulas alimentándose (Platalea leucorodia). Cerca de allí, en la Ría de Escalante, se dejaron ver un grupo de ánsares comunes (Anser anser) pastando en unos prados, entre los que también se encontraba algún ánsar careto (A. albifrons) y una barnacla cariblanca (Branta leucopsis).
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Juvenil de colimbo grande (Gavia immer)
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zampullín cuellinegro (Podiceps nigricollis)
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Ya por la tarde una ruta por el Monte Buciero con visita al Faro del Caballo, desde donde vimos un alca (Alca torda), zambulléndose entre el fuerte oleaje justo al borde los acantilados.
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Lunes 7 de diciembre
Para el lunes por la mañana estaba programada la actividad que, quizá, había generado mayor expectación: viaje en barco para avistamiento de aves marinas.
La mañana se levantó gris y con algo de llovizna, y a la llegada al puerto de Santander la espuma blanca en la entrada de la bahía evidenciaba un fuerte oleaje en el mar. No obstante, ataviados con chubasqueros, bajo los efectos narcóticos de la biodramina (salvo algunos valientes) y provistos de un buen barreño de “chum” (mezcla de pescado, aceite y pan para atraer a aves marinas) embarcamos en la goleta Cantabria Infinita. A bordo de la goleta surcamos la bahía hacia su salida al mar, pero poco a poco el oleaje provocado por una mar de fondo era cada vez mayor y el capitán decidió virar bahía a dentro justo frente a la Isla de Mouro.
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Isla de Mouro en una mañana de lluvia con mar de fondo
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grupo en la proa de la goleta
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Tan pronto se empezó a arrojar el “chum” por la borda del barco empezaron a llegar las gaviotas, que pronto formaron una estela blanca tras el barco, entre las que se encontraban patiamarillas (Larus cachinnans), sombrías (L. fuscus), reidoras (L. ridibundus), cabecinegras (L. melanocephalus) y una gaviota enana (L. minutus) que, al contrario que otros compañeros, no tuvimos la suerte de llegar a ver. Entre la marabunta y jaleosa nube de gaviotas apareció una imponente y estilizada silueta blanca de gran envergadura que volaba alto planeando de forma majestuosa entre el vuelo anárquico de las gaviotas… ¡¡¡alcatraz!!! (Morus bassanus); nos acompañó durante un buen rato haciendo varias pasadas a escasos metros de la popa y regalándonos algunos lances en picado, cual proyectil alado, típicos de estas aves al pescar… Poco después, una pequeña silueta negra que volaba a ras de agua y se acercaba desde lo lejos cabalgando sobre las olas pronto llamó la atención de los más avisados… al poco se oyó ¡¡¡pardela balear!!! (Puffinus mauretanicus); también se acercó a nosotros, valiente, dando buena cuenta del “chum” entre las grandes y numerosas gaviotas que casi la doblaban en tamaño y aún más en número.
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gaviotas reidora (Larus ridibundus) y sombría (Larus fuscus)
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alcatraz adulto (Morus bassanus)
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pardela balear (Puffinus mauretanicus) aproximándose a la embarcación

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Tras la inolvidable experiencia, fuimos a la zona de Astillero, en cuyas marismas pudimos observar casi todas las anátidas típicas y propias de la península, además de una barnacla carinegra (Branta bernicla) y un ¡¡¡porrón osculado!!! (Bucephala clangula).

Ya por la tarde nos acercamos a la zona de Pedreña, donde descansaban un grupo de cisnes vulgares (Cygnus olor) y desde donde también vimos un grupo de eíderes (Somateria mollissima), dos machos y tres hembras, y una serreta mediana (Mergus serrator).
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Martes 8 de diciembre
El último día por la mañana nos dirigimos al Cabo de Ajo, un privilegiado punto de observación desde donde se pudo observar el paso de algunas aves marinas, principalmente cormoranes, alcatraces y algún tren de álcidos. También disfrutamos de la fuerza del mar rompiendo contra los imponentes acantilados, que escupían de nuevo el agua entre grietas y bufones.


Cabo de Ajo
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Ya de vuelta a Madrid, se hizo una parada en Valdelateja (Burgos), desde cuya ermita, en lo alto de un cerro testigo calizo pudimos divisar las hoces del río Ebro en su curso alto, surcadas por buitres leonados (Gyps fulvus).
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Ermita de Valdelateja, en las hoces del Ebro
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En definitiva, un viaje para recordad, perfecto y que cumplió con creces las expectativas. Por último agradecer a los compañeros de SEO-Monticola su disposición, un viaje muuuy currao… ¡¡¡sin duda lo recomendaremos!!!
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*la lista de especies está disponible en los comentarios de esta misma entrada